El síndrome del niño rico
Por Sandra B – Universo Alternativo
Este síndrome es también conocido como ricopatía y tiene relación con el niño que ha sido mimado y malcriado durante toda su vida, lo que suele llevar a distintos problemas futuros.
Este síndrome no alude a la riqueza de los padres, sino a una inadecuada formación basada en la sobreprotección y pocas o ninguna herramienta para valerse por sí mismos.
El síndrome del niño rico, también conocido como affluenza o ricopatía, no se refiere a los hijos de gente adinerada, se relaciona con el hecho de dar a los hijos todo lo que piden, sin que les cueste un mínimo de esfuerzo; situación que, por lo general, ocurre en familias con altos ingresos económicos. Es un patrón que también se puede dar en familias de clase media, en las cuales los padres intentan (de manera inconsciente muchas veces) suplir sus ausencias físicas y emocionales con bienes materiales que también se traduce como culpa.
Los niños en realidad no demandan bienes materiales, sino buscan reforzar el vínculo y sus necesidades afectivas. Por ello, hay que demostrarles que son queridos y compartir con ellos actividades y juegos. Hiper regalar a un niño y acceder a todas sus peticiones no es una de las mejores formas de educar, porque ¿Qué sucederá cuando tengan que desenvolverse en la sociedad por sí mismos?
Aunque este síndrome no está reconocido como diagnóstico clínico por las asociaciones de psiquiatras y psicólogos, su uso se extiende desde la década de los 90. La affluenza fue el primer término que se utilizó para referirse a él, a partir del libro The Golden Ghetto: The Psychology of Affluence donde Jessie H. O’Neill explica cómo los hijos mimados de las familias pudientes presentan una conducta irresponsable y con carencia de empatía. Se trata de la consecuencia directa de la sobreprotección y el hecho de suplir la falta de tiempo con regalos y dinero.
El concepto ricopatía, surge a raíz del libro del profesor de la Universidad de Harvard, Ralph Minear, llamado: "El niño que tiene todo en exceso”. En este libro, el autor el autor afirma que:
“El niño que ha sido mimado toda su vida, puede llegar a tener problemas serios más adelante en su vida, así como dificultades de carácter emocional. Algunas consecuencias son: consumo excesivo de alcohol o marihuana, un trato discriminatorio hacia los demás y serios problemas de conducta, o una actitud perezosa y poco tolerante a la frustración, por no tener que preocuparse nunca de ganarse las cosas y haber recibido siempre lo que ha querido”.
¿Cómo son los padres de los hijos con síndrome del niño rico?
Suelen dar regalos a sus hijos generalmente caros en momentos que no son cumpleaños, navidad, o fruto de algún premio (por ejemplo, haber aprobado todas las asignaturas).
Regalar constantemente productos tecnológicos de último modelo sin ninguna necesidad imprescindible y sin que le supongan ningún tipo de esfuerzo. Por ejemplo, comprarle el último modelo de Iphone cuando tiene el anterior y no lo necesita.
Posponer gastos familiares para poder cumplir los caprichos de sus hijos. Por ejemplo, comprar un coche nuevo (cuando dispone ya de uno que funciona bien) porque el hijo lo pide constantemente.
Dar dinero a sus hijos sin que suponga una recompensa ni una buena acción.
Apuntar a los niños a múltiples actividades diarias y presionarles demasiado para que sean mejor que el resto: clases de guitarra, danza, baile, etc.
Dejar a los hijos al cuidado de otras personas la mayor parte del día y no cubrir sus necesidades emocionales.
Suplir su falta de atención con regalos de tipo material.
Ser excesivamente sobreprotector y no ser lo suficientemente rígido cuando el niño hace algo mal.
Estas son solamente algunas de las características que pueden causar el síndrome del niño rico, pero las motivaciones de los progenitores suelen ser variadas. En muchas ocasiones tienen que ver con el ajetreado ritmo de trabajo que no les permite pasar el tiempo necesario para educar a los hijos de la manera correcta, lo que les genera culpa y los lleva a tener este tipo de acciones con sus hijos.
El síndrome del niño rico lo vemos en aquellos niños que lo tienen todo, pero que se sienten vacíos y desafortunadamente, pese a que estos padres puedan pensar que regalarles todo y no ser lo estrictos que tienen que ser con los hijos es un acto de amor, a la larga esto se convierte en una consecuencia negativa para los pequeños.
Los niños tienen que aprender a ganarse las cosas y a sufrir cuando es necesario para seguir creciendo como personas, pero ahora no les permiten sentir la frustración. Ser excesivamente protector y regalarle todo pensando que así serán felices solamente les va a convertir en personas que no van a saber tolerar la frustración ni van a ser capaces de posponer sus antojos. Por lo tanto, cuando crezcan y se encuentren frente a la dura realidad, pueden acabar sufriendo esta falta de aprendizaje.
Los progenitores, en muchas ocasiones, piensan que este tipo de comportamiento es de buen padre o de buena madre, porque nadie desea que su hijo lo pase mal. Pero conseguir las cosas por sí mismos, luchando, esforzándose e incluso pasándolo mal cuando hay que pasarlo mal, es un aprendizaje valioso que ayuda al niño a desarrollarse psicológica y éticamente.
Los expertos llevan tiempo advirtiendo a los padres de los peligros de malcriar a un hijo. Y aunque nadie duda de que privar a un hijo de aquello que desea no es agradable, los valores se aprenden con la propia experiencia. La familia es el agente socializador que más influencia va a tener en el desarrollo del hijo y, por lo tanto, los padres deben saber que la frustración también forma parte del aprendizaje general del niño.
